Ir al contenido principal

De vuelta a las dos ruedas

Y a casi una semana de distancia, dos de los Uranios (Andrés y yo) volvimos a golpear las polvosas sendas del campo.
Dios, es increíble como llegas a acostumbrarte a estas incursiones fuera de la civilización. Y al hecho mismo de hacer ejercicio.
Aún agredido por la gripa, la semana pasada pude sentir la necesidad imperiosa de volver a pedalear, a sentir el viento de avance... A sentir como los músculos de las piernas quedan tensos y cuando finalnmente te bajas de la bicicleta, sientes que das pasos de astronauta. Que la gravedad le hace los mandados a tus piernas.
Y bueno, no llegamos demasiado lejos. No subimos un cerro entero, pero exploramos otras rutas de terracería.
El viento, desde el medio día presagiaba lluvia. Pero en la ida, no había muchos más signos de que mi pronostico se cumpliera.
Pero se cumplió. Vimos la formación Yunque de frente de tormenta, justo cuando no encontrabamos como llegar al camino principal. Claro, lo encontramos, pero en el proceso se me pochó la llanta delantera...
Y a caminar, mientras el cielo ennegrecía, el sol se ocultaba y los destellos de los relámpagos acababan de asegurarnos que era una tormenta. Y electrica.
Un poco de paranoia para sazonar la sesión. Una vulcanizadora abierta cuando alcanzamos el pueblo intermedio a nuestro destino.
Lo demás, pedalear en medio de sembradíos de maíz, en medio de ese rumor como de olas...
Y llegamos. Sin mayores novedades.
Y yo, otra vez feliz.
Deberían intentarlo. Los rayos siempre ponen su buena porción de pimienta.
Hace dos años, alrededor del 10 de julio, ocurrió algo semejante. A Andrés se le ponchó la llanta, pero esa vez el cielo no se compadeció. Soltó la tormenta antes de alcanzar la carretera.
Tardamos cerca de dos horas en llegar a casa.
Caminamos bajo la lluvia, la tormenta. Con las grietas luminosas iluminando los alrededores.
Pero esa vez no hubo paranoia... Porque ya traíamos demasiado alcohol en el organismo.
También es una buena experiencia... Pero no muy recomendable.
Aquella vez safé otra vez mis costillas, a la entrada de la ciudad. Una caída en bicicleta. Los pulmones sin aire.
Pero bien...
No sé... quizás mis costillas se dediquen ahora, cada dos años a recordarme que estoy vivo...
Kundera decía en La insoportable levedad del ser que eso de "pienso, luego existo", se queda tonto frente a un dolor de muelas, porque entonces tus muelas te recuerdan que en verdad estás vivo. Porque duele.
Mis costillas no son una muela cariada, pero creanme... duele...
Aunque raro. La primera vez pensé que era una depresión. Claro, en ese momento (cuando me caí de la moto), tenía demasiadas heridas como para prestarle atención a mis costillas.
Esas dos costillas rotas solo se hicieron evidentes cuando empecé a usar las muletas. Algo crujía (y bien chido) en mi pecho.
En fin... hoy ya no puedo confundir ese dolor con una depresión...
Hoy sólo es una cicatriz más. Una que me hace sentir, paradójicamente, más vivo.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Desarmado

La gripa tiene la maldita manía de robarte las fuerzas. Parte de los ánimos Nada ha sucedido. No fuera de las pantallas. Pero los pixeles plantearon un tema digno de mis delirios. De los delirios de cualquier adolescente calenturiento. Me mostraron otra vez que las ficciones que puedo idear muchas veces son igualadas y superadas por la realidad. TV Española dio la noticia (sería raro que la mostrara Televisa). Y luego hubo un complemento en la red. Hunting For Bambi es el nombre de un nuevo " deporte " para gente que destila billetes y no sabe cómo gastarlos. Deporte cinegético con balas de pintura y mujeres desnudas en lugar de venados, bufalos o cualquier otra pieza de caza mayor. Se realiza en el desierto. Ellos vestidos a la usansa militar, ellas sólo con algo así como tenis para "tratar" de correr mejor. Algunos de los entrevistados por TVE decían que era sexy. Algunas de las cazadas, mostraban los moretones de los balazos y una de ellas hasta mencionó l

Bloguear por bloguear

Hace tiempo que esa manera de escribir aquí, pasó de moda, se extinguió en mi ser, así, como solo desvanecida... Supongo que tiene que ver con mi ansia de completud o profesionalismo o cosa por el estilo... Supongo que cuando inicié la aventura bloguera en los lejanos días de julio de 2003, había muchas otras cosas en el horizonte de eventos. Y muchas cosas menos entre las prestaciones... Es decir, no había manera de subir imágenes al blog (y durante un rato se mantuvo así) y podías soltarte a escribir lo que quisieras...sin planear nada, sin tener que pensar en la imagen que acompañaría el texto... y de esto acabo de darme cuenta. Esta entrada tiene una imagen que no tiene nada que ver con lo que estoy escribiendo... la elegí por ser la última descargada a la lap desde el cel... La elegí porque me di cuenta de estas ganas de escribir en el blog, pero del impedimento que la imagen suponía. Aunque también, la cosa es falsa: es la foto de nuestra cena de Thanksgiving, la primera en toda

La primera calle de la soledad en radio BUAP

  Hoy 29 de septiembre, pasadas las 2 de la tarde, tendremos la presentación en Radio BUAP (96.9 FM) en "De eso se trata" con Ricardo Cartas y Juan Nicolás Becerra de mi primera novela en su tercera edición, a cargo del Planeta, a 26 años de la original edición en FETA.    Los esperamos. No falten.