El plan era postear rápido lo anterior y largarme a trabajar, hoy que parece que traigo humor para ello... pero el clima no me invita a dejar esto atrás...
Y, además, cuando subtitulé lo anterior, mi idea era hablar de otra cosa.
De un libro que Sifuentes me prestó. Baby Cat-face de Barry Gifford...
Hacía rato que sabía que a Sifuentes le encantaba este autor... Y luego de haber leído sus más recientes trabajos, tenía la curiosidad de saber qué era lo que lo había hecho conceptualizar de esa nueva manera sus trabajos...
Y no hablo plagios o cosas por el estilo. Hablo de que todo lo que leemos, vivímos, hacemos, siempre hace que nuestra manera de escribir evolucione...
Hubo un rato en que quizás bajo la influencia de la Ciencia Ficción, yo concebía como cierta la existencia del término involución... Andrés asegura que en terminos biológicos, científicos, ese término no existe. Que una evolución puede hacernos crecer el cerebro o anularlo... Lo que importa es que la raza sobreviva... (cosa que me recuerda el cuento The Golden Man de Philip K. Dick, que parece apoyar esta tesis. Yo, he de confesarlo, no he checado la realidad de esta afirmación de Andrés. A veces soy muuuyyy flojo).
En fin, el caso es uno. Leyendo a Gilford, me encontré con "vidas" o, si lo prefieren, con "historias de 'vidas'" distorcionadas.
Ahí, en esos textos, suerte de noveletas o cuentos largos concatenados para armar una novela, se narra la historia humana sumida en el hastío... Y en las influencias religiosas... Vidas llevadas a extremo. Vídas distorcionadas...
Pero bien distorcionadas.
Tanto que volví a sorprenderme de mi maldita solemnidad.
Barry Gilford extrapola a extremo. Sin timidez.
Y a mí a cada rato la timidez es la que se plantea como mi mayor enemiga...
Quizá sólo ando buscando a quien echarle la culpa, quizá es verdad: pienso que este animo en exceso serio lo debo a una formación preparatoria y a los inicios de una carrera enfocada a las ciencias fisico-matemáticas (cursé dos años de Ingeniería Química Industrial) y a mi gusto (en ese tiempo) por la Ciencia Ficción Dura...
A veces parece que no puedo desprenderme de ese apego al formalismo...
Terrible... Es cierto.
Hace como dos meses, recibí un par de mails de una chica que aseguraba le encantaba el único poemario que tengo publicado. Y aseguraba que tenía curiosidad por conocerme. Que le parecía extraña, además, la actitud que se reflejaba en mis escritos... decía que parecía que todo el tiempo estaba repitiéndome: soy un hombre muy serio...
Desde que leí ese mail no he dejado de pensarlo...
Y parece que sí... que a veces esa ansia de seriedad sabotea mis intentos, mis objetivos...
Parece... No lo sé de cierto...
Pero espero dejar de tomarme tan en serio.
Dejar de tomar todo tan en serio...
No sé si pueda lograrlo. Ya veremos...
Por el momento sólo resta decir algo más. Ese libro de Gifford vale la pena...
Y no, Sifuentes ha de sacar sus ideas de un universo alterno, porque ahí no vi embriones o guiños de lo que Sifuentes escribe hoy en día...
En fin, nada. Puro debraye...
Afuera, la lluvia no para...
Y, además, cuando subtitulé lo anterior, mi idea era hablar de otra cosa.
De un libro que Sifuentes me prestó. Baby Cat-face de Barry Gifford...
Hacía rato que sabía que a Sifuentes le encantaba este autor... Y luego de haber leído sus más recientes trabajos, tenía la curiosidad de saber qué era lo que lo había hecho conceptualizar de esa nueva manera sus trabajos...
Y no hablo plagios o cosas por el estilo. Hablo de que todo lo que leemos, vivímos, hacemos, siempre hace que nuestra manera de escribir evolucione...
Hubo un rato en que quizás bajo la influencia de la Ciencia Ficción, yo concebía como cierta la existencia del término involución... Andrés asegura que en terminos biológicos, científicos, ese término no existe. Que una evolución puede hacernos crecer el cerebro o anularlo... Lo que importa es que la raza sobreviva... (cosa que me recuerda el cuento The Golden Man de Philip K. Dick, que parece apoyar esta tesis. Yo, he de confesarlo, no he checado la realidad de esta afirmación de Andrés. A veces soy muuuyyy flojo).
En fin, el caso es uno. Leyendo a Gilford, me encontré con "vidas" o, si lo prefieren, con "historias de 'vidas'" distorcionadas.
Ahí, en esos textos, suerte de noveletas o cuentos largos concatenados para armar una novela, se narra la historia humana sumida en el hastío... Y en las influencias religiosas... Vidas llevadas a extremo. Vídas distorcionadas...
Pero bien distorcionadas.
Tanto que volví a sorprenderme de mi maldita solemnidad.
Barry Gilford extrapola a extremo. Sin timidez.
Y a mí a cada rato la timidez es la que se plantea como mi mayor enemiga...
Quizá sólo ando buscando a quien echarle la culpa, quizá es verdad: pienso que este animo en exceso serio lo debo a una formación preparatoria y a los inicios de una carrera enfocada a las ciencias fisico-matemáticas (cursé dos años de Ingeniería Química Industrial) y a mi gusto (en ese tiempo) por la Ciencia Ficción Dura...
A veces parece que no puedo desprenderme de ese apego al formalismo...
Terrible... Es cierto.
Hace como dos meses, recibí un par de mails de una chica que aseguraba le encantaba el único poemario que tengo publicado. Y aseguraba que tenía curiosidad por conocerme. Que le parecía extraña, además, la actitud que se reflejaba en mis escritos... decía que parecía que todo el tiempo estaba repitiéndome: soy un hombre muy serio...
Desde que leí ese mail no he dejado de pensarlo...
Y parece que sí... que a veces esa ansia de seriedad sabotea mis intentos, mis objetivos...
Parece... No lo sé de cierto...
Pero espero dejar de tomarme tan en serio.
Dejar de tomar todo tan en serio...
No sé si pueda lograrlo. Ya veremos...
Por el momento sólo resta decir algo más. Ese libro de Gifford vale la pena...
Y no, Sifuentes ha de sacar sus ideas de un universo alterno, porque ahí no vi embriones o guiños de lo que Sifuentes escribe hoy en día...
En fin, nada. Puro debraye...
Afuera, la lluvia no para...
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