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De flechazos

Más allá de las evidentes e insuslsas vías de naufragio. Más allá de la vana idealización conceptual o de mundo, queda una vida que sigues --oportuna o inoportunamente-- viviendo.
Martes. De Buffy y Angel. Martes ignorado en ese aspecto.
Hace años tenía miedo de enfrentarme a mis cuates de secundaria.
Para mí esa fue la etapa más abominable, más borrable de mi existencia...
Y sin embargo se mueve...
Hoy es la quinta reunión de los exalumnos de mi generación. Hoy, so pretexto del cumpleaños de Emi (neo-amiga que cursaba por las tardes la secundaria cuando yo era un muchacho matutino), volví a jugar con las tradiciones, con los conceptos, con los pensamientos de todos ellos.
Y jugar aquí no implica una estrategia ajedrecista. Sólo la observación.
Hace tanto que nos alejamos.
Hace tan poco que nos volvimos a acercar...
Y la vida es eso. Juego y rejuego en el coliseo árido del mundo.
Me vale que salga así.
Me vale que al final no haya sino flashazos de acercamiento...
Porque esos cuates viven. Y bien. Dentro de la homologada esfera de la globalización. No se matan con cuestiones filosóficas.
Siguen y sobreviven... mejor que yo.
Hoy ya no intentaron denigrarme asegurando que no tener hijos es igual a ser nada.
Hoy solo bebimos. Y los entendí, de cabo a rabo...
Hoy, cuando iba a encontrarlos en el salon de fiestas elegido, vi subirse, a mi lado, a la más hermosa niña o adolescente que Jojutla ha generado. Y bueno, hice más que mirarla. Babié. Hasta que ella me miró también y no pude más que responder con balbuseos y salivación extrema.
Ella rió, bondadosamente.
Pero yo no pude hacer más. Y no quería en el fondo hacer más...
Ella está cursando la prepa...
Yo hace mucho que dejé de dar clases en prepa...
La combi se detuvo frente a mi destino. Y ni siquiera le dije adios a ella. No averigué su nombre. Ni su teléfono.
Pero es una muestra más en este día.
Una flor de belleza que nadie podrá quitar de mi memoria...
A veces me pregunto cuando decidí pasarme a la fila de los observadores, en lugar de a la fila de los vivenciadores.
La respuesta no es coherente.
A mí me gusta la aventura.
No lo eterno.
No lo predecible...
Si me ven llorar alguna vez, no duden en recordarme esto...

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