Pero de recuerdos y crudas no vive un hombre. Así que aunque el jueves fue de descanso obligatorio, el viernes fue para desmañanarse y luego viajar al DF.
Razones. Vuelta a lo del smoking (mi sobrina-hermana se casa en 26 días). Y luego, tiempo para visitas.
Esta vez encontré a BEF. O al menos a su hermano Alfredo en casa. Y fui a visitarlos.
A Alfredo tenía cerca de 3 años de no verlo (justo antes de que se hiciera estrella de televisión). Y fue un momento realmente grande. Oir sus experiencias, ver que no ha cejado como rockero (ya tiene nuevas rolas superbien grabadas) ni como cineasta. Simplemente volver a encontrarlo como el gran amigo que siempre ha sido. Y luego, para completar todo, llegó Bef. Y tras él una bola de sus amigos.
Una noche de platicas, nostalgias, nuevos eventos.
Las reuniones con la gente que quieres y que no está dispuesta a rendirse son indispensables.
Son el alimento que te saca de esas rutas inerciales en que la cotidianeidad te mete.
Hablamos de comics, literatura, música... Yo con cervezas, algunos con tequila y otros solo con coca-cola, pero a un ritmo muy chido.
La mañana del sábado fue para visitar el tianguis de comics situado junto a la sala José Martí, a la salida del metro Hidalgo. Fue para desayunar tardiamente en un Sanbon's Cafe. Y para seguir hablando de proyectos.
A las tres de la tarde, tuve que despedirme, con mucho trabajo de los hermanitos Fernández, no sin antes planear nuevos ataques a la normalidad.
Y no pude resistirme. A mitad de mi viaje rumbo a la despedida de soltera de Magda, mi sobrina, tuve que abandonar el metro y enfilarme a las librerías de viejo de Donceles. El plan era encontrar novelas de Richar Stark... Antes me encontré otras joyas; dos libros de Farmer en edición original en inglés: Night of light y The Gate Of Time. Luego, descubrí dos libros que perdí sin haber leído, dos que hace añísimos ansiaba leer, sobre el tema artúrico: La cueva de cristal y Las colinas huecas de Mary Stewart. Y al fin, cuando ya me había rendido, dos de Richard Stark: Caza Mayor y Las estatuas dolientes. La primera, es sólo una traducción más vieja de Pay back, pero la segunda es un volúmen que aún no tenía. Debo confesar que por el momento no he decidido cual leer primero. Leo pedazos de uno, de otro... y el tiempo se me acaba antes de avanzar demasiado...
Pero eso me puso aún más feliz. Mucho más.
Debo confesar que pretendía pasar a Comic Castle... Pero ante las nuevas adquisiciones y las pasadas experiencias, la necesidad se difuminó...
Llegué tarde a la despedida... pero como era familiar, tampoco me perdí grandes cosas...
Pero quedé de aún mejor humor.
De un humor que me ha hecho estar sacando nuevos proyectos. Me ha puesto las baterías hasta el tope de sus indicadores.
Sin embargo, hoy fue domingo... Y tampoco podía dejar atrás a la familia.
Esta semana volveré a Puebla. A las clases. A otra rutina.
Y mis dedos estan nerviosos. Empiezan a llenarse de salpullido.
Sé que viene una muy buena racha de escritura. De vida...
Todo parece prometerlo.
Espero que no sean falsos augurios.
Sé que no dejaré que lo sean...
Razones. Vuelta a lo del smoking (mi sobrina-hermana se casa en 26 días). Y luego, tiempo para visitas.
Esta vez encontré a BEF. O al menos a su hermano Alfredo en casa. Y fui a visitarlos.
A Alfredo tenía cerca de 3 años de no verlo (justo antes de que se hiciera estrella de televisión). Y fue un momento realmente grande. Oir sus experiencias, ver que no ha cejado como rockero (ya tiene nuevas rolas superbien grabadas) ni como cineasta. Simplemente volver a encontrarlo como el gran amigo que siempre ha sido. Y luego, para completar todo, llegó Bef. Y tras él una bola de sus amigos.
Una noche de platicas, nostalgias, nuevos eventos.
Las reuniones con la gente que quieres y que no está dispuesta a rendirse son indispensables.
Son el alimento que te saca de esas rutas inerciales en que la cotidianeidad te mete.
Hablamos de comics, literatura, música... Yo con cervezas, algunos con tequila y otros solo con coca-cola, pero a un ritmo muy chido.
La mañana del sábado fue para visitar el tianguis de comics situado junto a la sala José Martí, a la salida del metro Hidalgo. Fue para desayunar tardiamente en un Sanbon's Cafe. Y para seguir hablando de proyectos.
A las tres de la tarde, tuve que despedirme, con mucho trabajo de los hermanitos Fernández, no sin antes planear nuevos ataques a la normalidad.
Y no pude resistirme. A mitad de mi viaje rumbo a la despedida de soltera de Magda, mi sobrina, tuve que abandonar el metro y enfilarme a las librerías de viejo de Donceles. El plan era encontrar novelas de Richar Stark... Antes me encontré otras joyas; dos libros de Farmer en edición original en inglés: Night of light y The Gate Of Time. Luego, descubrí dos libros que perdí sin haber leído, dos que hace añísimos ansiaba leer, sobre el tema artúrico: La cueva de cristal y Las colinas huecas de Mary Stewart. Y al fin, cuando ya me había rendido, dos de Richard Stark: Caza Mayor y Las estatuas dolientes. La primera, es sólo una traducción más vieja de Pay back, pero la segunda es un volúmen que aún no tenía. Debo confesar que por el momento no he decidido cual leer primero. Leo pedazos de uno, de otro... y el tiempo se me acaba antes de avanzar demasiado...
Pero eso me puso aún más feliz. Mucho más.
Debo confesar que pretendía pasar a Comic Castle... Pero ante las nuevas adquisiciones y las pasadas experiencias, la necesidad se difuminó...
Llegué tarde a la despedida... pero como era familiar, tampoco me perdí grandes cosas...
Pero quedé de aún mejor humor.
De un humor que me ha hecho estar sacando nuevos proyectos. Me ha puesto las baterías hasta el tope de sus indicadores.
Sin embargo, hoy fue domingo... Y tampoco podía dejar atrás a la familia.
Esta semana volveré a Puebla. A las clases. A otra rutina.
Y mis dedos estan nerviosos. Empiezan a llenarse de salpullido.
Sé que viene una muy buena racha de escritura. De vida...
Todo parece prometerlo.
Espero que no sean falsos augurios.
Sé que no dejaré que lo sean...
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