¿La vida en estos días? Un cuarto con vodaka, cigarrillos, la grabadora repitiendo CD's como idiota. Y una comunión bastante cercana con la computadora.
Mi sobrino, como siempre, quejándose de cómo forzo a windows a parecer la interfaz de una 286. Las letras en verde, la pantalla negra. Y una chica que baila en la esquina... De la pantalla, no del cuarto.
Y tampoco tan terrible. Hubo escapes. El viernes, a la Ciricua, a ver a un grupo gótico: Maldoror...
En algún momento había perdido las líneas de esa frecuencia. Quizás demasiada convivencia con gente ibero, yendo a lugares con pésima música y mujeres bonitas. Aquí, casi al revés. Un par de chicas para observar, jamás para intentar avances. Encuentro con algunos conocidos. Y música, transformando el ambiente. Mi percepción.
Y vuelta a la casa. A la maquina, el desvelo. El apasionarme con las escenas.
Trataba de acabar a tiempo para poner hoy un paquete rumbo a España, a un concurso. El sueño pudo más alrededor de las 10 de la mañana. Me quedé a dos capítulos del final. Desperté a las dos de la tarde, para enterarme que sólo hasta las 3 recibían los paquetes en cierta mensajería...
Nada.
Extrañamente no me deprimí. Quizás porque la novela se hubiera ido a concurso en su forma basta, sin correciones de fondo...
Las letras parecen correr otra vez por buen camino... Y concursos, aún hay bastantes allá afuera.
De cualquier forma, y porque así planeé estos post, va una cita. Para justificarme. Para adornar esta página:
Primero la tragedia
Porque algo tenía que pasar, supongo, para arrancarme de los mundos virtuales. Porque a mi sobrino se le olvidó cerrar la ventana.
Y esa tarde llovió. Con ganas. Con viento.
Cuando llegué a casa, el Dreamcast, sus CD's y un par de libros, estaban empapados hasta la medula (como si la tuvieran).
Limpiar, secar. Secar, limpiar; con la sensación de que Ulala se alejaba.
Sniff... Lo peor es que si hay sindrome de abstinencia...
Hugo dice que basta dejar una semana sin uso al Dreamcast, para que se recupere.
Algo me dice que no será tan sencillo. Quizás sólo sea mi vena fatalista la que habla.
De cualquier modo, por si no la vieron. Por que quiero verla en este blog, va Ulala:
Mi sobrino, como siempre, quejándose de cómo forzo a windows a parecer la interfaz de una 286. Las letras en verde, la pantalla negra. Y una chica que baila en la esquina... De la pantalla, no del cuarto.
Y tampoco tan terrible. Hubo escapes. El viernes, a la Ciricua, a ver a un grupo gótico: Maldoror...
En algún momento había perdido las líneas de esa frecuencia. Quizás demasiada convivencia con gente ibero, yendo a lugares con pésima música y mujeres bonitas. Aquí, casi al revés. Un par de chicas para observar, jamás para intentar avances. Encuentro con algunos conocidos. Y música, transformando el ambiente. Mi percepción.
Y vuelta a la casa. A la maquina, el desvelo. El apasionarme con las escenas.
Trataba de acabar a tiempo para poner hoy un paquete rumbo a España, a un concurso. El sueño pudo más alrededor de las 10 de la mañana. Me quedé a dos capítulos del final. Desperté a las dos de la tarde, para enterarme que sólo hasta las 3 recibían los paquetes en cierta mensajería...
Nada.
Extrañamente no me deprimí. Quizás porque la novela se hubiera ido a concurso en su forma basta, sin correciones de fondo...
Las letras parecen correr otra vez por buen camino... Y concursos, aún hay bastantes allá afuera.
De cualquier forma, y porque así planeé estos post, va una cita. Para justificarme. Para adornar esta página:
-Pero el hombre no está hecho para la derrota -dijo-. Un hombre puede ser destruído pero no derrotado.Ernest Hemingway
Primero la tragedia
Porque algo tenía que pasar, supongo, para arrancarme de los mundos virtuales. Porque a mi sobrino se le olvidó cerrar la ventana.
Y esa tarde llovió. Con ganas. Con viento.
Cuando llegué a casa, el Dreamcast, sus CD's y un par de libros, estaban empapados hasta la medula (como si la tuvieran).
Limpiar, secar. Secar, limpiar; con la sensación de que Ulala se alejaba.
Sniff... Lo peor es que si hay sindrome de abstinencia...
Hugo dice que basta dejar una semana sin uso al Dreamcast, para que se recupere.
Algo me dice que no será tan sencillo. Quizás sólo sea mi vena fatalista la que habla.
De cualquier modo, por si no la vieron. Por que quiero verla en este blog, va Ulala:
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Su epitafio (para mi mundo) o el del Dreamcast, podría ser este:
Only change is eternal.
Doc E. E. Smith
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