Y nada. Resulta que una vez más fallé en despertarme a tiempo. Y ahora las consecuencias pudieron ser más catastróficas. Tenía a las 11:00 hrs la presentación del libro Sobreviviendo de Dionicio Castillo Gaspar... Y yo desperté 10:40 hrs.
Horror. A la carrera enfilé a la universidad, temiéndolo todo. Y llegando a conclusiones que nada tenían que ver con lo que debería estarme preocupando...
No sé en qué momento, una chica, con motivo de la presentación de uno de mis libros, me preguntó la razón de que hubiera programados tres presentadores... Mi respuesta fue burda, e inmeditada: porque así se acostumbra.
En serio que no recuerdo qué libro se presentaba, pero sí recuerdo que durante la presentación yo sólo podía pensar en cuales serían las razones para esa tradición. A lo más que llegué fue a pensar que quizás seguían la misma premisa de tener 3 jurados para un premio literario: evitar cualquier empate...
Después de aquello creo que nunca volví a pensar en por qué se estilan tres presentadores...
Pero hoy, en el taxi, descubrí una razón más: porque si programas a presentadores como yo (tardados y caóticos). Y resulta que sólo hay un presentador para ese libro, la cosa puede ir terrible.
No lo fue tanto. Pepe Sánchez Carbó inició el rollo, y dio la palabra al autor. Cuando yo llegué, estaba hablando Dionicio... Y aunque a destiempo, hice mi presentación...
Claro, las primeras palabras que pronuncié fueron una disculpa y una anecdota: la de mi record a llegar tarde a una mesa redonda... Debió ser en 94. Sé que fue en el Museo Carrillo Hill y que ese día la lluvia estaba tremenda... Llegué en aquella ocación con dos horas de retrazo... Y de inmediato me subieron a la mesa y yo hablé como si ya todo mundo hubiera dado su discurso. Para mi sorpresa, me enteré, en cuanto solté el microfono, que la mía era la primera participación... Todos había llegado tarde... hasta el auditorio...
En fin, la presentación salió bien. Conocí a Dionicio y prometimos tomar unas cervezas a la primera oportunidad...
Arturo, que asistió al evento, me esperaba afura con una sorpresa: me había traído un libro de españa: Jamás saldré vivo de este mundo de Benjamín Prado...
Nos despedimos de todos y fuimos a platicar a Las Piñas sobre sus experiencias en Inglaterra, su vida en el viejo continente, sus estudios... Hablamos sobre todo, acompañados por cervezas...
Y estuvo muy chido...
Lo realmente extraño, es que me pareció que en realidad no hubiera pasado nada de tiempo... Tenía nuevas experiencias y yo también, pero nuestra amistad seguía tan firme como antes...
Es increíble cuando pasa esto...
Realmente increíble...
Todo lo que pudiera agregar a este post, sería innecesario... me quedo con eso...
Horror. A la carrera enfilé a la universidad, temiéndolo todo. Y llegando a conclusiones que nada tenían que ver con lo que debería estarme preocupando...
No sé en qué momento, una chica, con motivo de la presentación de uno de mis libros, me preguntó la razón de que hubiera programados tres presentadores... Mi respuesta fue burda, e inmeditada: porque así se acostumbra.
En serio que no recuerdo qué libro se presentaba, pero sí recuerdo que durante la presentación yo sólo podía pensar en cuales serían las razones para esa tradición. A lo más que llegué fue a pensar que quizás seguían la misma premisa de tener 3 jurados para un premio literario: evitar cualquier empate...
Después de aquello creo que nunca volví a pensar en por qué se estilan tres presentadores...
Pero hoy, en el taxi, descubrí una razón más: porque si programas a presentadores como yo (tardados y caóticos). Y resulta que sólo hay un presentador para ese libro, la cosa puede ir terrible.
No lo fue tanto. Pepe Sánchez Carbó inició el rollo, y dio la palabra al autor. Cuando yo llegué, estaba hablando Dionicio... Y aunque a destiempo, hice mi presentación...
Claro, las primeras palabras que pronuncié fueron una disculpa y una anecdota: la de mi record a llegar tarde a una mesa redonda... Debió ser en 94. Sé que fue en el Museo Carrillo Hill y que ese día la lluvia estaba tremenda... Llegué en aquella ocación con dos horas de retrazo... Y de inmediato me subieron a la mesa y yo hablé como si ya todo mundo hubiera dado su discurso. Para mi sorpresa, me enteré, en cuanto solté el microfono, que la mía era la primera participación... Todos había llegado tarde... hasta el auditorio...
En fin, la presentación salió bien. Conocí a Dionicio y prometimos tomar unas cervezas a la primera oportunidad...
Arturo, que asistió al evento, me esperaba afura con una sorpresa: me había traído un libro de españa: Jamás saldré vivo de este mundo de Benjamín Prado...
Nos despedimos de todos y fuimos a platicar a Las Piñas sobre sus experiencias en Inglaterra, su vida en el viejo continente, sus estudios... Hablamos sobre todo, acompañados por cervezas...
Y estuvo muy chido...
Lo realmente extraño, es que me pareció que en realidad no hubiera pasado nada de tiempo... Tenía nuevas experiencias y yo también, pero nuestra amistad seguía tan firme como antes...
Es increíble cuando pasa esto...
Realmente increíble...
Todo lo que pudiera agregar a este post, sería innecesario... me quedo con eso...
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