Una semana extraña
A parte del evidente hecho --que algunos quizá notaron-- de que me la pasé confundiendo los días y encerrado hasta el jueves en la casa, está ésta variable a la que me ha soimetido el estar en las locuras goliardas que se están organizando en la feria del libro del zócalo...
Lo cual me lleva a una aclaración que me pidió Adriana: es en el zócalo del DF... Y hoy escribo desde la computadora de Pascal, después de haber pasado medio día metido en esas carpas blancas, entre el smog, el bullicio de la gente y un montón de libros no siempre baratos...
Joyas hay bastantes... Sólo para mencionar una de 30 pesos: El hombre en el castillo de Philip K. Dick... En su original edición argentina de Minotauro...
La feria bien. El ritmo bien. Las chicas, sospechosamente bien... quizás mis hábitos claustricos de esta semana me hicieron más sensible a la belleza femenina... O quizá es sólo que hubo varias chicas interesantes en la feria...
Para rematar este día domingo, asistí al concierto de Jorge Reyes... Dios, desde el 95 que no asistía a uno de sus conciertos... Bien, con mucha más producción y con la mirada de nuevo centrada en la recreación de la música precolombina... Los bailarines, aunque de pronto ejecutaban pasos cuasiconcheros, portaban unos penachos que arrebataban el aliento...
Sobre el resto de los días... No se puede decir mucho: metido en la computadora, corrigiendo, formando... Pero sin poder escribir...
No saben cómo me arrepiento de no haber traido la Laptop...
Claro, si la hubiera traido seguramente estaría quejandome de su peso y de que jamás tuve un tiempo real para escribir...
Otra nota lamentable: no pude ir a la fiesta de Marcuan... Eso de tener un celular con los números a él confiados, que ahora agoniza y otro que aún es prestado y tiene muy pocos números, no deja nada bueno...
¿Adquiciciones? Ando en banca rota... El jueves en puebla, adquirí una compilación mínima de poemas de Sylvia Plath... Dios, cómo me encanta. Volver a leerla fue saber otra vez como puede uno vibrar en la misma frecuencia de una chava que nunca conocí, ni nunca conoceré...
Y en la feria del libro, sólo la readquicisón de un libro de Ernesto Sabato: Sobre Héroes y Tumbas. Mi último ejemplar lo tiene una niña que ya empiezo a extrañar y está viviendo ahora en las latitudes suizas... Suerte Isa...
Y suerte a todos por allá, detrás de la pantalla...
Por si les da wueva buscar el link a la página de actividades y programas sobre la feria del libro del zócalo, aquí va otro link... igual de válido:
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