De punk rock y otros milagros
Y bueno, he demorado tanto la escritura de este blolg que ya ya ni siquiera recuerdo a ciencia cierta el enorme número de cosas de las que quería hablar. Aunque parece que de varias maneras todas están conectadas por una sola cosa: el rock.
Sí. Quizás de todas las cosas por las que he atravesado, de todas las cosas que de una u otra manera te tocan, sigue siendo la estirpe rockera la que más puntos se lleva.
Ayer por la noche, por ejemplo, sin otra razón externa que un mensaje en el cel, la sola música en Mtv volvió a ponerme de magnifico humor.
Un video en especial: Drain the blood de The Destillers. En la actitud punketa, en sus piercings y los movimientos todos de Brody Armstrong, encuentro gran parte de esa energía que en algún momento extravié.
Fue imposible poner la foto. Así que van estos links interesantes:
The Destillers Home Page
In Punk We Trust, an Interview with the Distillers
No es lo único.. Ni la única banda.
Creo que la primera promesa de la nueva contundencia del punk rock llegó a mis latitudes a través de Interpol... Luego los videos de Yeah, yeah yeahs... Las sesiones de White Stripes en casa de Harald, el disco de The Strokes y el renacimiento de Jane´s Adiction. Música para energizarte el alma. Para hacerte romper las peores barreras, las que tú mismo te pones.
Y sí, ya sé que lo he dicho antes. A veces paresco un maniaco depresivo, siempre buscando afuera cosas que me estimulen... Es cierto. Y también lo es que no es fácil seguir aporreando el teclado cuando eres tu propio jefe y no hay a quien echarle la culpa, cuando no ves gran futuro de publicaciones. Pero igual, lo haces. Porque esa es tu más grande pasión... Porque aunque no es lo único que sabes hacer, es lo único con lo que te sientes pleno. Y "profesional", por más que la palabrita me siga sacando ronchas en todo el cuerpo.. y aún más en el alma...
Para completar el esquema, acabé en plena madrugada viendo competiciones extremas de moto cross, bicicleta y patineta. Y algo recordé. El número increíble de veces que mi padre aseguró que algo no se podía hacer.
Usar así la patineta, la bicicleta, echarse un trompo en el auto... Todo eso eran efectos especiales de la tv, para él.
Peor aún. Como a los siete años, mi obseción por hacer tangible a un hombre de hojalata que se pareciera al que salía en mi View Master me hizo recolectar latas, basura de lámina por todas partes. Me hacía falta un embudo y un vecino, dueño de unos abarrotes, gustoso me regaló uno. Y fue a ver qué pretendía hacer. Pretendía hacer mucho. Pero mi padre lo dijo una vez más: es imposible. Necesitarías soldadura, un montón de cosas carísimas.
No sé si pensaba que yo buscaba armar un verdadero robot. Sé que me desanimó en exceso. Y que nunca vi construído a ese hombre de hojalata. Pero con la adolescencia y la rebeldía empecé a construirme juguetes.
Y peor. Luego decidí escribir. Y aquí estoy, haciendo Ciencia Ficción y cuanta payasada se me ocurre. Publicando en el país de las imposibles publicaciones y los nulos escritores de géneros alternativos.
Algo es casi cierto. Mi padre aseguró mi pauperrima vida. Pero no he muerto de hambre.
Y cada día tengo más ganas de morirme en la línea.
Ya veremos qué pasa.
Por el momento planeo seguir escuchando esta música que a diferencia de la gótica, la electrónica y no sé cuantas más, no pretende que cada track dure diez minutos...
Eso... Y seguir derribando mis propios "imposibles".
Hoy ocurrió algo más. Algo para lo que hace falta una breve introducción: desde hace un año, las muñecas empiezan a matarme luego de largas sesiones de escritura. Alguien habló de síndrome de túnel carpiano. Alguien más recomendó usar muñequeras. Conseguí una chafa, que me alivianó bastante, en la pasada feria de año nuevo de la ciudad desde la que ahora escribo: Jojutla Morelos.
Y hoy, este año, este día, encontré las muñequeras soñadas. A un precio un tanto elevado para ser lo que son y ser, además, artesanía jipiteca... Las encontré y las dejé ahí... abandonadas... De camino a casa una imagen me vino a la mente: ese escritor policiaco con una mujer un poco maga, un poco loca, toda pasión. Sí, hablo de la película francesa Betty Blue. De aquellas escenas del escritor con sus muñequeras...
En este momento ya las uso. Y no me veo como ese escritor. Y no se ven como las de ese escritor (más bien parecen una versión chafa de las del Hércules de TV). Y no tengo a Betty...
Pero el mundo parece guiñarme una vez más.
Y sueño con que en este momento, mañana en la mañana, cierta chica en una costa de guerrero esté volando por mí una cometa.
Suerte a todos...
See ya.
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