escaso formalismo
Y releyendo lo anterior, caigo en la cuenta: acaba de pasar navidad. Y no he hablado de ella.
Pero que se puede decir de original. ¿Que no tomé Pepsi Blue y que aunque la hubiera probado, el cliché rondaría cada evento?
No. No creo. Aunque sea cierto.
Creo que ya ni siquiera soy uno de esos seres que se deprimen por la temporada, que hacen recuentos y se meten el puño a las llagas hasta acabar en borracheras no disfrutables...
La cosa es más sencilla. No sé hace cuanto, pero ya no me gusta poner el árbol, ni el nacimiento.
Hace mucho que la visión inicial de Jean Pierre Jeunett a La ciudad de los niños perdidos es mi única definición.
Creo que lo único en verdad novedoso, es que ahora fue un día natural. Mucho más que mi más reciente cumpleaños.
Y nada.
Ni siquiera mis compañeros de secundaria incistieron en posadas.
Nos reunimos el sábado, sí, pero para celebrar el cumpleaños de Olga. Y fue leve. And very polite.
Excursión en motoneta incluida.
Mmm... Este post ni siquiera debería ir...
Irá como muestra de las barreras y el sentido del deber que de pronto este maldito inconsciente colectivo o esta presión social ejercen en ti.
Aún cuando andes pretendiendo tirar todas las amarras.
Lo peor. Ni siquiera me viene a la memoria algún texto antinavideño.
Igual y es porque, aunque en el día de los inocentes, las muñequeras llegaron... Vaya usté a saber...
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