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curso errático

Siglos sin pisar estas avenidas de información, metido en este ánimo de agotar asfaltos, recorrer las calles húmedas de este marzo aún loco, aún inconsistente. Y pisar bares. Y escribir. Y de pronto sentir que las cucharadas de vodka se han excedido...
No sé, no sé exactamente que ánimo palpita bajo esta jaula del esternón.
No sé que rumbo ando tomando.
Está la escritura firme. Pero todo lo demás elusivo. Nebuloso. Está el eco ambigüo de unos labios femeninos contra los míos. Está este persistente hueco...
Espero que no sean las tormentas que anteceden mi próxima cumplida de años. Espero que sólo sea la adaptación a este nuevo estado de vida.
No lo sé a ciencia cierta.
El mundo se está acomodando y me está obligando a pensar en nuevas estrategias de trabajo (de ese en que te pagan, del que vives), nuevos cursos que no sé hacia donde quiero dirigir.
Hay este ánimo de dejarlo todo y largarse. Esta vena trotamundos que me grita que es tiempo de emigrar. Hay el ancla de la familia, los amigos...
Y hay unas ganas tremendas de escribir más rápido. De agotar todas los inicios de obra que se habían quedado en eso: inicios.
Hay latidos extraviados por una figura femenina. Por más posibilidades.
Hay todo. Hay nada.
Sólo este gusto de aferrar el timón y dejar conducirse por los vientos, jugar con las olas sin temer naufragios.
Quisiera que mi brújula estuviera menos rota.
Desearía una estrella más fija, más polar para orientar todo este intento de vida.
See ya soon...

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