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premios que alegran

Bef dijo en algún momento que los premios sólo agregan al ganador. Y en general estoy de acuerdo con él. Eso de participar y participar en concursos, a veces puede ser muy desgastante.
Eso de ver grandes premios entregados por algo que suena más a política que a literatura, es más bien infame.
Por eso fue sorprendente escuchar en las noticias por TV (estoy en Morelos...) que José Emilio Pacheco acababa de ser premiado con el Pablo Neruda de poesía. Por eso y por el hecho de que se le entregará el día exacto en que se cumplen cien años del nacimiento de Neruda (12 de julio de 2004), casi se me soltaron las lágrimas...
Pacheco es un autor que no sólo se merecía las monedas que trae con sigo la presea. Todo su trabajo lo respalda.
En mi particular cuadrante de vida, su primer toque fue ejercido por las batallas en el desierto... y de ahí para adelante, creo que no ha parado de sorprenderme.
Para variar, me gustaría escribir algo mejor que esto... Pero ya es hora de luchar contra las desveladas...
Y sólo para aquellos que no recuerden sus poemas, va un par:

Los elementos de la noche
José Emilio Pacheco

Bajo el mínimo imperio que el ver no ha roído
se derrumban los días, la fe, las previsiones.
En el último valle la destrucción se sacia
en ciudades vencidas que la ceniza afrenta.

La lluvia extingue
el bosque iluminado por el relámpago.
La noche deja su veneno.
Las palabras se rompen contra el aire.

Nada se restituye, nada otorga
el verdor a los campos calcinados.

Ni el agua en su destierro
sucederá a la fuente
ni los huesos del águila
volverán por sus alas.


Tratado de la desesperación: los peces
José Emilio Pacheco

Siempre medita el agua del acuario
Piensa en el pez salobre y en su vuelo
reptante
                    breves alas de silencio
El entrañado en penetrables líquidos
pasadizos de azoque
en donce hiende
su sentencia de tigre
su condena
a claridad perpetua
  o ironía
de manantiales muertos tras dormidas
corrientes de otra luz
Claridad inmóvil
aguas eternamente traicionadas
o cercenado río sin cólera
que al pensar sólo piensa en el que piensa
cómo hundirse en el aire
en sus voraces
arenales de asfixia
   Ir hasta el fondo
del invisible oleaje que rodea
su neutral soledad
   por todas partes.


Y aunque a mí ya me parece innecesario, va la aclaración de nuez: los poemas los posteo por compartido, por ninguna otra razón.
Suerte por allá, del otro lado de la pantalla...

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