más de recuerdos

Coyote Muerto

Sacados del caos que es mi album fotográfico. La foto, para variar, la tomó Mauricio Martínez Rojas, en otra excursión a bordo de la Brasilia, hacia las cercanas tierras de Agua Salada, suerte de balneario ejidal, cause de un naciente río que en mi niñez constituía el paraíso por excelencia para acampar, pasarme horas sumergiéndome, persiguiendo peces que nunca atrapaba ni pretendía atrapar...
Aquella ocasión, Mauricio y yo habíamos tratado de alcanzar el nacimiento de este río o venero respetable de un río mayor, pero nuestros permanentes retrazos, los engorrosos trámites de ponernos de acuerdo hicieron que solo visitaramos las pozas más cercanas y que hacia el atardecer, en plena hora cero, en ese instante que mi abuelo definía como "está pardeando", mientras caminábamos entre surcos de barbecho, descubrieramos este cadáver. Mauricio hizo la broma oportuna en referencia a mi apodo, tomó la foto y para variar me regaló la impresión.
No recuerdo exactamente el año. Debió ser por ahí de 1992, poco después de aquel eclipse total de sol que quizá quedó registrado como el momento de fiesta astronómica más sublime de la Sociedad Urania. A partir de ese instante las expediciones en busca de lugares de observación, en busca de fósiles o zonas arqueológicas poco conocidas se hizo constante.
Eran días extraordinarios, en que todos aún soñábamos con este presente-futuro.
Recuerdo que un día, con Andrés Martínez Rojas, luego de grabar "El espacio cultural" (un programa de radio en AM, sobre astronomía y divulgación científica), fuimos a parar a una pizzería jojutlense y entre copa y copa (de vino tinto, of course), Andrés aseguró que para 1997 estaríamos en Marte. Yo disentí, pero no acepté la apuesta.
Y no hemos llegado a Marte, ningún hombre ha dejado la huella de su bota astronaútica en esas tierras. Y hoy basta encender la tele, elegir Discovery Chanel, para mirar animaciones 3D (que en ese entonces sólo soñábamos) de la superficie marciana. Hoy posteo esto, escribiendo directamente en internet. Hoy es el futuro, pero no es lo que esperábamos.
Quizás es como esta foto. Fuimos a buscar las Fuentes de agua salada y nos encontramos con un cadáver que parecía augurar el podrido futuro.
Podrido hasta cierto punto. Tengo, tenemos sueños y estamos trabajando por ellos.
Chucho, un amigo de Puebla, me aseguraba hace poco que la vida se mueve en ciclos de siete años. Que estaba a punto de llegarme una nueva buena racha.
Ya empiezo a ver sus efectos. Ya hay una lobita acompañando mis caminatas nocturnas, mis devenires en el teclado, mis búsquedas en este horizonte de letras.
Ya Andrés tiene terminado un nuevo libro y los descubrimientos en el cosmos presentan una nueva esperanza.
El futuro no es lo que esperábamos. Yo hace mucho perdí mi Brasilia, la cambiamos por bicicletas... Pero incluso eso parece a punto de cambiar.
Mauricio, por su parte, sigue haciendo lo que más le gusta: disparar su cámara. Él ha logrado lo que nosotros aún no. No del todo. Vive de hacer lo que más le gusta.
Ojalá y este ciclo también funcione para ustedes.
See ya soon...
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