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resumen de noticias

Y sin andar de parranda, sin bucear en grandes y abismales depresiones (o siquiera superficiales), sin enfermedades ni locuras semejantes, el Lobo ha permanecido lejos de la internet, pero vivito y coleando.
Quizá lo que es más sorprendente es que lo ha hecho sin borracheras de antología, sin monstrousidades ascechantes.
La razón es básicamente una: la Lobita.
Hubo trabajo para los adeudos académicos, el clavarse en terminar de escribir una novela. El simple agotar hojas en clave de cuento.
Y aún más.
La falta de The Cure, que no fue tal.
La Lobita consiguió boletos para el tercer concierto y ese buen lunes seis, estuvimos en pleno orgasmo musical de casi tres horas, mirando a un Robert Smith que parecía incansable, inagotable; fresco como él solo. Robert Smith y The Cure y una audiencia monstruo que no abandonó la fila de las butacas, no aventó envases vacíos de cerveza, pero tampoco dejó de brincar, gritar, corear con voz y encendedores esas rolas que para muchos como yo han sido soundtrack fundamental en el propio devenir, en el simple agotar calles y varias veces en el no soltar el arpa.
Orgasmo doble, con la Lobita a mi lado, moviéndose en la misma frecuencia, en un DF hasta entonces incompartido, en nuevos horizontes de encuentro.
Hoy han pasado ya casi dos semanas. Dos semanas en que había querido bloggear para narrar un poco ese concierto. Para debrayar en torno a miles de cosas que orbitan, inciden, hacen vivir de otra manera. Dos semanas sin decición total.
Hoy a cambio, sólo va este pequeño resumen. Supongo que la Lobita sigue induciéndome (aunque ella no lo busque) a atesorar cada elemento, cada incidente, sin tratar de compartirlo.
Y no es que no tenga lecturas nuevas. No es que las prosas no hayan destellado en estos días. Simplemente las cosas van por rutas diferentes. Y habrá que esperar a que termine este lapso de adaptación, supongo.
Hoy estamos en Jojutla. La Lobita duerme a un par de metros de mí. Por la tarde asistimos a una velada en honor a Salvador Días Mirón y nos enteramos de la existencia de una revista literaria de autores jojutlenses, de factura jojutlense: Matar Dragones (de la que quizá les hablaré después).
El mundo sigue girando.
La diferencia es que ahora me gusta su spin, su orientación.
Espero que todo siga así.
O mejor aún: espero que siga avanzando todo por la misma senda de maravilla, por la ruta a esos horizontes planeados, apenas entrevistos.
Por la cosmopista adecuada.

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