de magnolias y cf

magnolia

Y sí, la de arriba es otra foto tomada con mi cel. La primera, además, que logré sacar sin que me temblara el pulso y por tanto sin que saliera borrosa. Es como del 24 de abril. Y desde entonces la he querido postear...
Raro que un lobo se ponga a hablar de flores... Y peor aún, que cultive, procure una en su casa morelense, ¿no?
Sí y no.
No es raro porque para mí tiene mucho que ver con la CF.
Me explico: en 1987, cuando entré a letras, uno de los primeros libros que me dieron más ánimos para seguir trabajando en esto de la escritura fue Casta luna electrónica de Angélica Gorodischer; autora argentina (mi favorita) que en ese libro no sólo me mostraba un buen abanico de posiblidades sobre como tratar la CF desde mis propias latitudes, sino increíbles historias plagadas de zonas mistéricas y, más aún, confesiones sobre su particulares métodos de trabajo, tanto en las breves intros a cada cuento, como en una larga entrevista, también incluida.
El libro me puso a volar, sobre todo debido a las extrañas y excelentes estrategias narrativas. Hubo un texto, sobre todo, que no acababa de entender, pero que seguía dando vueltas en mi cabeza: El abecedario del rif. Texto en el que, entre muchas otras plantas, aparecía una magnolia...
Y quizá desde ese no entender, fui acercándome a las plantas, a las flores. Fui apreciando su belleza desde una arista lejana a la cursi, a la del simple galanteo. Las acacias abundan por estos territorios morelenses, pero por más que pregunté y pregunté, nadie me supo decir cómo era y en donde podía ver una magnolia. Nadie de las personas a las que en ese momento recurrí.
Luego, hubo un largo paréntesis, donde yo me puse a escribir con más ánimos, saqué mi novela, etc... Y, casi ya para abandonar letras, luego de una dinosaurica carrera, se me ocurrió preguntarle a Aída Gambetta, una de mis primeras profesoras y de las que confió en mí (ella fue carta determinante para ser invitado a la CORNSUR I)sobre esa extraña planta. Me miró como si fuera un estúpido (lo era) y me señaló al gran arbol, de enorme fronda que sobresale del cubo de luz del edificio que aloja al colegio de letras de la BUAP: esa es una magnolia, dijo. Recuerdo que no acababa de creermela y que subí a la azotea, a apreciar por primera vez la configuración de esa flor tan deficientemente buscada por mí (supongo que esperaba verla nacer a poca distancia de la tierra, como las rosas o tantas otras; pese a conocer las acacias).
Y llegó otro parentesis, donde seguí escribiendo, haciendo locuras... hasta que a principios del año pasado, mis padres me regalaron una Magnolia. Y siguió en el patio. Floreció sin que la viera, hasta la ocasión de esta foto. Era abril y yo analizaba para mi tesis otro libro de Gorodischer. Uno de CF intitulado Bajo las jubeas en flor, bajo la asesoría de la Dra Aída Gambetta.
Hoy posteo la foto y de alguna manera creo que un ciclo se ha cerrado. Entendí por fin (durante ese análisis) lo inquietante de El abecedario del rif y, de vez en vez, ya me carteo con Gorodischer...
Y sigo escribiendo. Ciencia ficción, entre otras cosas...
Y éste blog que quizá debería ser más serio...
Pero ya se sabe: sólo es un debrayario.
See ya soon, you people behind the screen.
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