giroscopio
sólo la vida. una que no para de dar vueltas, de rotar sobre múltiples ejes. interminable, aunque quizá menos reconfortante de lo que alguien como yo esperaría.
no sé hace cuanto, por qué o partir de qué, pero, desde que tengo uso de razón, mi vida siempre pareció girar en torno a un solo centro de gravedad. uno sobre el que volcaba, supongo, el resto de los ejes... en otras palabras, en cuanto descubro un poco de paz, sólo es para encontrar la multiplicación de mis ejes.
lo cual, traducido a palabras simples, quiere decir: el día, los días no me alcanzan... razgo caótico que viene alimentado por otro más terrible y más común: PROCASTINAR. palabra rara que sólo designa ese hábito, tan popular en estos días, de evitar, por todos los medios posibles, hacer lo que necesitas hacer; es ese pase mágico con el cual, cosas que hace mucho tenían prioridad, la readquieren, se oponen a que desarrolles la actividad que realmente es fundamental en estos días. o sea, confiésome procastinante reincidente.
la vida tiene muchos ejes. al menos la mía. y esa novedad (en el consciente) hace que mi procastinidad se exacerbere.
hubo otros tiempos. viejas soledades que apuntaban hacia un solo eje. mi vida estaba mal porque no tenía una compañera. esa conciencia que todo lo conflictúa me hizo expandir mis cotos de caza a territorios extraños. incluso hasta un taller literario. la cacería fue fructífera (de eso hace más de una década), pero no fue lo único que obtuve: ahí, en ese taller conocí a alguien que ya había encontrado en la calle, en tocadas; una chica rubia, buena onda hasta en sus vestires. una que además resultó poeta. una llamada gabriela puente. una poeta completa, en obra y vida que el año pasado fue premiada y hoy, en unas cuantas horas más, presentará su poemario galardonado, ya en forma de libro, en profética. ¿demasiado tarde este post? de seguro; pero ese es uno de los muchos efectos colaterales que tiene el procastinar...
girar y girar en torno a muchos ejes, hoy tiene dos síntomas terribles:
1.- todos mis ejes pueden ser cubiertos desde casa, lo que acrecienta mi ánimo de enclaustramiento permanente.
2.- al perderse el eje básico de búsqueda, ya no quedan zanahorias que me lleven a perseguir otros ambientes (incluyendo a la internet), a conocer otra gente.
espero verlos en el siguiente giro por este blog, you people behind the screen.
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