desde el baúl

piel de fruta

y no es que falten temas, palabras, experiencias que narrar. no es que desde Guadalajara no hayan surgido otras historias... es más simple. al llegar a Puebla bajé todas las fotos de mi cel y prometí quemarlas para traerlas a Jojutla (sí, estoy en el cuadrante morelense), pero en esos menesteres de revisar las tomas y quejarme por la pobre resolución, recordé pasados días, cuando pentax en mano pretendía capturar todos esos detalles tangentes a lo extraordinario, toda esa maravilla que de pronto asoma a la vuelta de la esquina y me puse a repasar mi carpeta de foto... y me encontré este viejo experimento, que no fue tal. corría el año del 99 (si mi memoria no falla, cosa bastante probable) y ahí, en una casa demasiado grande, demasiado sucia, demasiado sola para mí y sin refrigerador, me había acostumbrado a llevar las pocas viandas capaces de sobrevivir por más de dos días sin la protección de una heladera. creo que a la segunda noche, mientras escribía y el hambre me asaltaba, decidí comerme el melón... pero no había cuchillo. utilicé un cutter... uno cuya hoja ya era pequeña. cuando logré desprender la ansiada rebanada la configuración apareció al fin... y fue imposible no ir por la cámara, no sacar más de una toma. recuerdo que sólo comí esa rebanada y esperé a la mañana, para sacar mejores exposiciones (siempre me negué a usar flash).
un par de años después o cosa así, mi sobrino fue a vivir a Puebla y tras mirar esta foto me soltó algunos nuevos y desconocidos (para mí) métodos míticos de autogratificación...
nunca los experimenté, por supuesto...
y si la posteo, entre otras cosas, es porque aún me sorprende encontrar esa configuración tan epidérmica en una fruta... en una de muchas que nunca he tenido oportunidad de fotografiar...
y hablando de fotos... bueno, resulta que las de Guadalajara no llegaron hasta estas tierras... y quedarán pendientes para futuros posteos...
C ya soon...
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