y la vuelta es simple y para retomar viejos planes de posteo.
desde los primeros días de septiembre, al lado de la lobita, una noche sin gran cosa que hacer y mucho que surfear, descubrimos en youtube las intro de varias de nuestras series favoritas.
me prometí postear al día siguiente. la lobita cumplió su propia promesa y en su blog puso a Tritón.
yo hasta ahora lo hago. y no sólo de anime. cuando estaba en el kinder, hubo una serie que me encantaba por la deformidad de sus superhéroes. eran los años sesenta y lo más que pude conseguir sobre ellos, en aquel tiempo, fue un libro para colorear que anduve cargando hasta perderlo. la serie se llamaba Super 6 y ni la lobita la recordaba. aquí está una muestra:
una cosa llevó a la otra. llegamos al anime y a otra serie que apenas recordábamos en su trama, pero sí, en exceso en imágenes y en el furor que nos provocaba. yo tuve innumerables figuras de plástico barato. y creo que al final recordaba más esas figuras que toda la entrada al programa:
en México se llamó fantasmagórico y todos los niños estabámos vueltos locos con ese anime. el malo, ese demonio de cuatro ojos multicolores, yacía muy adentro en mi memoria. y fue un placer volver a mirarlo.
placer nostálgico. ese regreso al pasado que prometía maravillas, que se fincaba en viajes fantásticos que alguna vez emprenderíamos.
creo que de mi generación hubo pocos niños que no soñaran ser superhéroes. a mí el sueño me duró, hasta la llegada del atari 2600, hasta la llegada de todos los Arcade, a los que pude acceder sólo cuando me fui a estudiar al DF.
y en las gráficas primitivas de los primeros video juegos, me parece que se concentraba un germen de creatividad, pues lo que no conseguías ver en esas iniciales pantallas, lo compensabas con tu imaginación... pero, incluso a esas alturas, llegó un par de video juegos que ya presentaban todo otro aspecto, ya prometían las maravillas que hoy jugamos en PS2 (aunque no esas en particular). el primero de ellos: Dragonslayer, me embobaba, pero no me impulsaba a jugar.
la llegada de Space Ace fue toda otra cosa. añoraba jugarlo. hacía cola por horas para seguir su rutina simple de direcciones y botones. una verdadera animación interactiva en que los controles del personaje resultaban menos interesantes, pero complementarios del cortometraje.
youtube ahora contiene el juego entero en nivel experto, aunque la calidad de las gráficas no alcanza a hacer justicia al juego y a lo que me hacía sentir. es este, pero, advierto, dura casi 10 minutos.
el futuro nos había alcanzado y era 1983. el futuro prometía más.
pero se quedó en promesa.
o casi... porque sí, hemos conquistado nuevos horizontes, pero no físicos, apenas virtuales. o peor aún, consumistas... y ahora, justo ahora con los problemas económicos mundiales derribando estructuras, se va haciendo más y más evidente lo inútil, lo insulso de esos falsos horizontes de la sociedad de consumo.
al menos para mí lo es.
C ya soon, u people behind the screen.
desde los primeros días de septiembre, al lado de la lobita, una noche sin gran cosa que hacer y mucho que surfear, descubrimos en youtube las intro de varias de nuestras series favoritas.
me prometí postear al día siguiente. la lobita cumplió su propia promesa y en su blog puso a Tritón.
yo hasta ahora lo hago. y no sólo de anime. cuando estaba en el kinder, hubo una serie que me encantaba por la deformidad de sus superhéroes. eran los años sesenta y lo más que pude conseguir sobre ellos, en aquel tiempo, fue un libro para colorear que anduve cargando hasta perderlo. la serie se llamaba Super 6 y ni la lobita la recordaba. aquí está una muestra:
una cosa llevó a la otra. llegamos al anime y a otra serie que apenas recordábamos en su trama, pero sí, en exceso en imágenes y en el furor que nos provocaba. yo tuve innumerables figuras de plástico barato. y creo que al final recordaba más esas figuras que toda la entrada al programa:
en México se llamó fantasmagórico y todos los niños estabámos vueltos locos con ese anime. el malo, ese demonio de cuatro ojos multicolores, yacía muy adentro en mi memoria. y fue un placer volver a mirarlo.
placer nostálgico. ese regreso al pasado que prometía maravillas, que se fincaba en viajes fantásticos que alguna vez emprenderíamos.
creo que de mi generación hubo pocos niños que no soñaran ser superhéroes. a mí el sueño me duró, hasta la llegada del atari 2600, hasta la llegada de todos los Arcade, a los que pude acceder sólo cuando me fui a estudiar al DF.
y en las gráficas primitivas de los primeros video juegos, me parece que se concentraba un germen de creatividad, pues lo que no conseguías ver en esas iniciales pantallas, lo compensabas con tu imaginación... pero, incluso a esas alturas, llegó un par de video juegos que ya presentaban todo otro aspecto, ya prometían las maravillas que hoy jugamos en PS2 (aunque no esas en particular). el primero de ellos: Dragonslayer, me embobaba, pero no me impulsaba a jugar.
la llegada de Space Ace fue toda otra cosa. añoraba jugarlo. hacía cola por horas para seguir su rutina simple de direcciones y botones. una verdadera animación interactiva en que los controles del personaje resultaban menos interesantes, pero complementarios del cortometraje.
youtube ahora contiene el juego entero en nivel experto, aunque la calidad de las gráficas no alcanza a hacer justicia al juego y a lo que me hacía sentir. es este, pero, advierto, dura casi 10 minutos.
el futuro nos había alcanzado y era 1983. el futuro prometía más.
pero se quedó en promesa.
o casi... porque sí, hemos conquistado nuevos horizontes, pero no físicos, apenas virtuales. o peor aún, consumistas... y ahora, justo ahora con los problemas económicos mundiales derribando estructuras, se va haciendo más y más evidente lo inútil, lo insulso de esos falsos horizontes de la sociedad de consumo.
al menos para mí lo es.
C ya soon, u people behind the screen.
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