aunque no todo vaya en ese orden, la cosa va así.
y marcha desde un extraño contapunto, si tomamos en cuenta que mi anterior post hablaba de lo poco que Gibson compartía a nivel palabras en su blog y, peor aún, a nivel personal. pero resulta que no soy Gibson (gran sorpresa, ¿eh?). y resulta, también, que La Langosta fue creada para dejar más espacio personal a este blog. para poner allá los debrayes formales.
catálogos, ah, el maldito hábito de separarlo todo en apartados, como si como humanos pudiéramos en verdad hacerlo...
pero me estoy desviando. la cosa es más simple: hace días, creo que el lunes, me puse a pensar en los Smashing Pumpkins, a raíz de mi encuentro con una reflexión de Mariano Villarreal, en Literatura Prospectiva, intitulada La noche en que la CF conquistó el mundo. un debraye sobre la relación CF y heavy metal. algo que desde los noventas veníamos afirmando Sifuentes y yo (lo comento sin ánimos de demeritar el trabajo de Villarreal). el caso es que pensé de inmediato en el video Rocket, en éste:
lo pensé, lo recordé, pero el tren del día al día me obligó a olvidarlo hasta esta tarde. o la tarde de ayer (para mí no acaba el día, hasta que me duermo), en que vagando por el centro con la Lobita, terminamos comprando un DVD que recopila la historia en video de Smashing Pumpkins. mirarlo fue un completo arrebato. más cuando llegué a Disarm. es este:
ahí el sentimiento pudo más que mi compostura. y temiendo que mis emociones pusieran mal a la Lobita, traté de recordar por qué me resultaba tan sensible, tan catártico todo Smashing (a quienes había dejado de escuchar de manera continua). y ahí, en ese instante, en esa especial coyuntura histórica, recordé el porqué.
no es algo agradable. mi último, mi único y real intento de suicidio ocurrió cuando cumplí 27 años. la vida pintaba mal, la escritura peor (nadie quería publicar mi primera novela) y por la tarde había escuchado cierto single de Red Hot Chili Peppers (corría el año de 1993) que habla del suicidio.
sobreviví a ese intento, sobre todo por estar demasiado borracho (cumpleaños + depre + alcohol = total desastre).
sobreviví y al poco tiempo apareció Today de Smashing. y un poco tiempo después, en noviembre, apareció publicada mi primera novela.
el Smashing de aquel tiempo, pues, es la música de mi resurección. el preludio a mi entrada en la publicación de novelas. es mi particular soundtrack de la CF. nada más...
pd.- y sí, los smashing son grunge, no heavy metal, pero al fin y al cabo rock.
y marcha desde un extraño contapunto, si tomamos en cuenta que mi anterior post hablaba de lo poco que Gibson compartía a nivel palabras en su blog y, peor aún, a nivel personal. pero resulta que no soy Gibson (gran sorpresa, ¿eh?). y resulta, también, que La Langosta fue creada para dejar más espacio personal a este blog. para poner allá los debrayes formales.
catálogos, ah, el maldito hábito de separarlo todo en apartados, como si como humanos pudiéramos en verdad hacerlo...
pero me estoy desviando. la cosa es más simple: hace días, creo que el lunes, me puse a pensar en los Smashing Pumpkins, a raíz de mi encuentro con una reflexión de Mariano Villarreal, en Literatura Prospectiva, intitulada La noche en que la CF conquistó el mundo. un debraye sobre la relación CF y heavy metal. algo que desde los noventas veníamos afirmando Sifuentes y yo (lo comento sin ánimos de demeritar el trabajo de Villarreal). el caso es que pensé de inmediato en el video Rocket, en éste:
lo pensé, lo recordé, pero el tren del día al día me obligó a olvidarlo hasta esta tarde. o la tarde de ayer (para mí no acaba el día, hasta que me duermo), en que vagando por el centro con la Lobita, terminamos comprando un DVD que recopila la historia en video de Smashing Pumpkins. mirarlo fue un completo arrebato. más cuando llegué a Disarm. es este:
ahí el sentimiento pudo más que mi compostura. y temiendo que mis emociones pusieran mal a la Lobita, traté de recordar por qué me resultaba tan sensible, tan catártico todo Smashing (a quienes había dejado de escuchar de manera continua). y ahí, en ese instante, en esa especial coyuntura histórica, recordé el porqué.
no es algo agradable. mi último, mi único y real intento de suicidio ocurrió cuando cumplí 27 años. la vida pintaba mal, la escritura peor (nadie quería publicar mi primera novela) y por la tarde había escuchado cierto single de Red Hot Chili Peppers (corría el año de 1993) que habla del suicidio.
sobreviví a ese intento, sobre todo por estar demasiado borracho (cumpleaños + depre + alcohol = total desastre).
sobreviví y al poco tiempo apareció Today de Smashing. y un poco tiempo después, en noviembre, apareció publicada mi primera novela.
el Smashing de aquel tiempo, pues, es la música de mi resurección. el preludio a mi entrada en la publicación de novelas. es mi particular soundtrack de la CF. nada más...
pd.- y sí, los smashing son grunge, no heavy metal, pero al fin y al cabo rock.
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