Ayer fue la presentación de El Color de la Ausencia de Jorge Basaldúa, en la feria del libro, con una buena concurrencia y un buen ambiente que se distendió hasta en verdad celebrar la llegada de esta primera novela del buen Jorge, evento que incluyera vino de honor y abrazos a colegas que hacía años no veía.
También pude recorrer los pasillos expositores y sorprenderme con una nueva edición del Malleus Maleficarum (misma que no adquirí) y descubrir colecciones de ciencia ficción a precios de 2013, pero de antiguedad cercana al 2004.
Formas y formas.
No pensé estar en esa feria del libro como participante, pero sí como consumidor. Otra vez me equivocaba.
Tuve que cruzar hasta la librería del CCU para adquirir un ejemplar de la revista Crítica 153, allí aparece un nuevo cuento de mi autoría, uno de extrañas fronteras genéricas que resultó una sorpresa para mí mismo. Los invito a conseguir el número.
A punto de irme de la librería, con sólo un ejemplar de la revista, José Luis Prado, cuentista que también es piloto de librerías, advertido de mis debilidades literarias me detuvo para enseñarme un par de ediciones Argentinas de Mario Bellatin. Una, Condición de las flores, se vino conmigo. Ahora sólo busco tiempo para la lectura, incluso, tiempo para postear esto y todo lo demás que pulula en el cerebro y lucha por encontrar camino efectivo a los dedos, al teclado mismo.
También pude recorrer los pasillos expositores y sorprenderme con una nueva edición del Malleus Maleficarum (misma que no adquirí) y descubrir colecciones de ciencia ficción a precios de 2013, pero de antiguedad cercana al 2004.
Formas y formas.
No pensé estar en esa feria del libro como participante, pero sí como consumidor. Otra vez me equivocaba.
Tuve que cruzar hasta la librería del CCU para adquirir un ejemplar de la revista Crítica 153, allí aparece un nuevo cuento de mi autoría, uno de extrañas fronteras genéricas que resultó una sorpresa para mí mismo. Los invito a conseguir el número.
A punto de irme de la librería, con sólo un ejemplar de la revista, José Luis Prado, cuentista que también es piloto de librerías, advertido de mis debilidades literarias me detuvo para enseñarme un par de ediciones Argentinas de Mario Bellatin. Una, Condición de las flores, se vino conmigo. Ahora sólo busco tiempo para la lectura, incluso, tiempo para postear esto y todo lo demás que pulula en el cerebro y lucha por encontrar camino efectivo a los dedos, al teclado mismo.
Comentarios